El aula muestra un aspecto distinto. Las alumnas ocupan sus asientos, dispuestos en forma de ‘U’ para la ocasión. Mientras, seis –tres frente a tres, aunque en ocasiones son cuatro– se sitúan en el centro. Una distribución que augura una clase distinta y propicia una auténtica confrontación dialéctica, de argumentos y conclusiones, y de interés por la verdad.

Así se desarrolla la “Semana del debate”. Una iniciativa que se enmarca en las clases de Lengua Castellana y Literatura de 3º y 4º de la ESO y 1º de Bachillerato. De carácter mensual, busca evaluar la expresión y la comprensión oral, si bien son muchas las destrezas y disposiciones que fluctúan: escuchar con atención, el respeto, la capacidad de síntesis y análisis, o la claridad y precisión, entre otras.

Porque, si algo queda claro, es que el aprendizaje es constante y abarca todas las áreas. De esta forma, se busca que las alumnas sean pensadoras y con criterio, lo que implica abrir espacios de reflexión e invitar a que no sean ajenas a la actualidad. Por este motivo, se proponen distintos temas de investigación: si es adecuado invertir en la NASA habiendo tantas necesidades mundiales, si las medidas de nuestro Gobierno nos protegen de los aranceles de Trump, la influencia de los videojuegos en la infancia o si el currículo prepara para acceder a la Universidad y al mercado laboral, entre otros.

Todos ellos exigen una labor previa de documentación, pues se establece quién está a favor y en contra, lo que implica la búsqueda de argumentos fuertes, así como datos e información que los avalen. En relación a esto, se trata de interiorizarlos, hacerlos propios y compartirlos con seguridad y confianza. Es más, importa la calidad y la cantidad, y si se profundiza en el planteamiento de los mismos, con la velocidad, el tono y vocabulario adecuados.

Por otro lado, el resto de la clase, en silencio y sin distraer, coge las ideas que plantean las participantes en el debate, realizan un esquema o exponen cuál ha sido más o menos oportuna y por qué. A su vez, es un trabajo que no queda ahí. Algunos de esos textos argumentativos se corrigen a posteriori. La finalidad es trabajar en equipo, a través del aprendizaje cooperativo, para buscar formas de mejorar la expresión escrita de las compañeras: la estructuración de las ideas, la ortografía, el vocabulario y la riqueza léxica, la corrección gramatical, la puntuación, etc. En resumen, la adecuación, la coherencia la cohesión del texto.

Se trata, en definitiva, de comprender y expresar. Además, una vez concluido, surge la oportunidad de intervenir y expresar libremente sus ideas, lo que propicia un espacio de reflexión mágico. Un debate en el que no hay vencedoras ni vencidas. Más bien la satisfacción de haber profundizado en el conocimiento del mundo, de saber comunicarlo de forma coherente y de adquirir bagaje para encontrar soluciones novedosas con las que afrontar los retos del futuro.