Ana Fernández y Laura Palacios, profesoras de Educación Infantil,  están realizando el Curso de Especialista en Aprendizaje Cooperativo con los hermanos Johnson, impulsores de esta metodología.

En los años 60, David Johnson, pionero del aprendizaje cooperativo, y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Así, fundaron el Centro de Aprendizaje de la Universidad de Minnesota. Desde entonces, han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo, pues cuentan con centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega y España.

Un pilar fundamental en esta metodología es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo.

En definitiva, este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros.