Mónica Alvariño, antigua alumna de la segunda promoción de Alcaste, presenta este sábado, a las 12:30 en la Librería Santos Ochoa de Gran Vía de Logroño, su primer libro de cuentos: “Cubito y Chatarra”, un canto al reciclaje y a valores tan importantes como el amor, el respeto y la amistad. Hablamos con ella para que hable sobre su paso por el colegio, su relación con sus compañeras y las enseñanzas adquiridas.
¿Qué recuerdos tienes del colegio?
Entré en 6º de EGB, en el antiguo colegio, y estuve hasta COU. Tengo muy buenos recuerdos y cuanto más pasa el tiempo, mejores todavía. Recuerdo con mucho cariño la Navidad en el colegio, con los concursos de villancicos y de belenes. Ya en BUP (ahora la ESO) recuerdo que lo dábamos todo para salir ganadoras en nuestro curso. En una ocasión, hicimos un belén cuyas figuras realizamos con huevos vacíos, que nos quedó de maravilla y estábamos convencidas de que íbamos a ganar el primer premio. Al final no fue así y nos llevamos un berrinche tremendo (risas). También recuerdo cuando hicieron la ermita, creo que fue en mi último año. Y lo recuerdo porque aportamos todas una ayuda. Yo no les dije nada a mis padres y ahí que doné la paga de unos cuantos meses y bien orgullosa que estaba de mí misma (risas). Tengo muy buenos recuerdos de profesoras y de mis compañeras de clase. Actualmente, todas las del curso tenemos un grupo de Whatsapp. Hace poco tiempo estuvimos recordando momentos del colegio con fotos y la verdad que son recuerdos maravillosos. Es muy bonito seguir teniendo contacto y ver qué ha sido de la vida de cada una, sintiendo como si siguiéramos en el recreo, entre clase y clase. Así que a todas ellas les mando un achuchón enorme que sale desde el corazón, que es el saludo de Ciudad Chatarrería, la ciudad de mi libro de cuentos.
¿En qué te ha ayudado el colegio a lo largo de tu vida?
En valores sobre todo. El aceptar y respetar a cada persona como es, sin importar nada más. La buena educación elevada a su mayor exponente (¡qué bien explicaba Mª Cruz!) (risas). Y también a nivel espiritual.
¿Qué has hecho en estos años desde que saliste del colegio?
Cuando terminé COU en el colegio, fui a San Sebastián a estudiar en ISSA Secretariado de Dirección, ahora se llama Management Assistant y ya no está en San Sebastián, sino en Pamplona, en la Universidad de Navarra.
Cuando acabé los tres cursos, trabajé como Administrativa y luego como Secretaria de Dirección General y Comercial en la empresa Papelera del Ebro, S.A., ahora se llama SAICA Pack Viana y estuve allí de 1992 a 2008, cuando decidí emprender mi carrera como escritora. En estos momentos, compagino mi sueño de escribir con mi trabajo como administrativa en la empresa de mi marido, un negocio de mantenimiento de piscinas e instalaciones deportivas y montaje de piscinas.
¿Cómo empezaste a escribir?
En el 2008 estuve cuidando de mi hijo Álvaro y, cuando él estaba en el colegio, yo trabajaba y por las tardes aprovechaba para escribir cuentos. Después se los leía a él y, si veía que le gustaban, los guardaba y seguía escribiendo. Más que escribir, lo que hago es plasmar lo que imagino. Como tengo en mi cuenta de Instagram, escribo donde me lleva mi imaginación para crear cositas lindas.
¿De qué trata tu libro?
Es un libro de cuentos para niños y adultos que se llama “Cubito y Chatarra”. Trata sobre el reciclaje y también sobre valores tan importantes como el amor, el respeto y la amistad. Con todo lo que tiramos a la basura se forma Ciudad Chatarrería y los habitantes de esta ciudad están formados con objetos que tiramos. Los personajes que aparecen en el cuento los hice yo en plastilina.
¿Para qué edades es Cubito y Chatarra?
Es para todas las edades. Yo he ido a algunos colegios a dar charlas acerca de reciclaje, y también a hablar sobre Cubito y Chatarra, la maravillosa ciudad en la que viven y de valores. Al final les leo un cuento del libro. He dado charlas desde 3º de Infantil hasta 6º de Primaria y, según el curso, lo hago íntegramente en inglés o parte.
¿Qué te ha aportado Cubito y Chatarra?
Me encantan los niños. Ya he dicho que estudié Secretariado de Dirección, pero me hubiera encantado ser maestra. Uno de los recuerdos que no he mencionado antes es que en los recreos, en el primer colegio Alcaste de Avenida de Burgos, juntaba a las pequeñas de infantil y hacia juegos con ellas. Recuerdo que Nela López me acompañaba. Aquello lo disfrutaba muchísimo, yo era una niña más jugando con ellas. Así que este libro hace que, de alguna manera, sea maestra. Me ha aportado mucha felicidad y me ha ayudado a quitarme miedos mentales: “¿podré hacerlo?”, “¿saldrá bien?”.