La profesora Susana García Mangas ha elaborado EmociónArte, un cuaderno para trabajar las emociones a través del arte abstracto. De esta forma, se pide a cada alumna de 2º de ESO, que son las que, durante este curso, están trabajando con el mismo, “bucear” en su interior y expresarse empleando únicamente formas y colores, y prescindiendo de la figuración. No sin antes presentarles las 10 emociones básicas, una pequeña definición de cada una y su descripción. Es decir, cómo sentimos cada emoción en nuestro cuerpo, qué química se activa y en qué plataforma nos coloca.
Así pues, en las primeras páginas del cuaderno aparece la fundamentación de por qué trabajar la interioridad y el autoconocimiento a través del arte. Más en concreto, del abstracto, que les ayuda para conocerse, de la importancia de sentir y de vincularse conscientemente con las propias emociones, pues estas se sienten.
En este sentido, tal y como señala García Mangas, “a través de formas y colores se puede expresar todo, incluyendo los conceptos más abstractos, porque la pintura es un lenguaje universal“. Por ejemplo, una de las actividades propuestas es dibujar una cajonera y cada cajón tiene que reflejar un aspecto de su personalidad, otra consiste en vincularse con la tristeza y reconocer su estado anímico, pues, incide, “reflexionar sobre qué sienten al vincularse con cada emoción les ayuda a identificar y a aprender a gestionarlas”. Por otro lado, un día se propone a las alumnas que dibujen el amor; al siguiente, una lluvia de ideas buscando alternativas a problemas que pueden encontrarse, etc., pero, todo ello, con un lenguaje abstracto.
En definitiva, las alumnas se van dando cuenta de cómo, a través de la pintura, se hace visible el pensamiento. En relación a esto, mientras pintan, mantienen un diálogo interno con lo que se está plasmando, al tiempo que van comprendiendo y comprendiéndose mejor.
¿Por qué educamos en Alcaste desde las emociones?
Porque las emociones —estados de ánimo producidos por las impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos que se traducen en formas de expresión— , junto con la razón, juegan un papel determinante en el día a día de las personas. Esto se debe a que son inherentes al individuo y a su condición humana, construyen la identidad del sujeto y contribuyen a su desarrollo integral. Más aún, la importancia de educar las emociones surge de la necesidad de saber convivir con lo que nos rodea, ya que el ser humano se encuentra en constante interacción con otros seres, para lo que, a su vez, se hace indispensable conocerse a sí mismo.
Por otro lado, educar en emociones también es enseñar a gestionar nuestros miedos, a mostrar alternativas al enfado, a vivir de forma saludable una tristeza… En pocas palabras, a tener estrategias ante las cuatro emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y asco. De esta manera, surge la denominada inteligencia emocional, una serie de habilidades para reconocer nuestras propias emociones y las de los demás; y, además, poder transmitirlas adecuadamente.
Por todo ello, Alcaste apuesta por esta educación, pues es imprescindible para vivir en sociedad y un mal control emocional conlleva al fracaso en distintas facetas de la vida. Si un niño es capaz de identificar cuáles son sus sentimientos y los de sus compañeros, sabrá reaccionar de forma adecuada ante los demás, mientras que aquellos que no controlan sus emociones pueden acabar teniendo problemas, como intolerancia y agresividad, entre otros.
Al fin y al cabo, compartir las emociones con los demás es fundamental para el desarrollo social de los hijos. ¿De qué sirve transmitir tantos conocimientos si luego el niño no sabe vivir en sociedad o decir lo que siente a las personas que le rodean?