Por fin llegó el viernes 22 de marzo, momento de poner rumbo a Torreciudad y disfrutar de la convivencia “madre-hija” como preparación de la Primera Comunión de las alumnas de 3º de Primaria.
Era un momento de nervios al poder dormir en literas, hijas por un lado y madres por otro. Quien más, quien menos… ¡descansó!
El sábado 23, después de hacer las camas, asearnos y tomar un buen desayuno, nos fuimos de excursión a las “Pasarelas de Alquézar”. Tuvimos suerte y también nos acompañó el buen tiempo, por lo que disfrutamos mucho más del gran paseo.
Por la tarde llegó el gran momento de subir al Santuario de Torreciudad. Lo primero que hicimos fue ver un video explicativo sobre este lugar de peregrinación. A continuación, en la capilla de la Virgen del Carmen, tuvimos la imposición del escapulario. Fue un acto muy sencillo, pero precioso. Después bajamos a la zona de las capillas y confesonarios, donde pudimos confesarnos a la vez que rezábamos el rosario. También tuvimos la suerte de poder imponer la beca de Alcaste a la imagen de la Virgen Peregrina de Torreciudad. Subimos al campanario y descubrimos la cantidad de campanas que hay. Cada una lleva el nombre de una advocación de la Virgen (Carmen, Guadalupe, Pilar…) y es la que suena el día de esa festividad. Otra cosa: allí arriba hay unas vistas espectaculares tanto de los Pirineos como del Embalse de El Grado.
Casi al final de la tarde llegó otro momento súper especial del viaje. Bajamos a la harinera de “El Poblado” donde cada niña entregó los granitos de trigo que había ido consiguiendo a lo largo del último mes y que son fruto de sus “pequeños sacrificios”: levantarse a la primera por la mañana, dejar el uniforme recogido, ceder el turno de palabra… Nos enseñaron el proceso que siguen esos granos hasta convertirse en el pan con el que comulgarán el día de su Primera Comunión.
Después de cenar, llegó el momento de la tertulia donde cada una, madre e hija, lo dio todo ¡cantando y bailando!
El domingo, con algo de cansancio y de sueño, volvimos a Torreciudad para despedirnos de la Virgen. Mientras las madres veían un vídeo, las niñas realizaron una gymkhana por la explanada del santuario. Después de participar en la Santa Misa y colocar las cintas a la “Virgen Desatanudos” para que nos eche una mano en todo aquello que nos ocupa y preocupa, emprendimos el camino de vuelta a Logroño no sin antes hacer la promesa de volver porque la experiencia ha sido fantástica.